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Luis Haro de Pablo, Escultor
El Ser humano se rige por las Leyes de la Naturaleza. En su trayectoria, su estado físico describe una parábola desde la niñez hasta conseguir su gran fortaleza en su cenit y a partir de ahí la trayectoria comienza su descenso, lo que vulgarmente se llama la vejez, hasta su final.
La trayectoria espiritual, en cambio, es una línea recta. Desde que nace el hombre hasta que muere.
Estas dos trayectorias no hay que confundirlas. El hombre no puede vivir del futuro, pero sí del pretérito, si sabe vivir en cada momento el presente.
Con el paso de los años, llegamos a lo que comúnmente se llama la tercera edad o vejez; para unos merece respeto, para otros desprecio, sin darse cuenta que ellos también llegarán, si tienen esa suerte.
Al llegar yo a esta edad, no me resigné a sentarme en un banco con los de mi edad cronológica, tal vez para recordar amargos momentos del pasado. Éstos los aparté del pensamiento dando paso a nuevas ideas, entre ellas las de empezar a tallar esculturas de madera. Desconocía entonces todo el proceso del trabajo y las herramientas que eran necesarias utilizar.
Empecé trabajando un trozo de madera pequeño, utilizando dos o tres gubias, el día uno de Noviembre de 1988. Conseguí un rostro humano, como si me lo hubiera encontrado en una caverna de la prehistoria y el día seis de Julio de 1992 lograba la escultura titulada “El camino de la era”, de un tronco de peral de 100 cm. de altura, sin conocimientos académicos ni asesoramiento de ningún profesor.
Animo a todas las personas a desarrollar sus capacidades, hasta el momento en que por su trayectoria física, les sea imposible seguir desarrollando su capacidad espiritual.
Luis Haro de Pablo.
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