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PEPITA, LA COMADRONA
En la España actual, los partos se han medicalizado y prácticamente todos ellos se producen dentro de las fronteras del hospital. Sin embargo, hasta no hace muchas décadas, los nacimientos tenían lugar en el ámbito del hogar familiar. El papel de la comadrona en aquel entonces era fundamental, pues era ella quien verdaderamente dirigía el proceso natural del parto. Las mujeres que hoy por hoy dan a luz en sus casas –práctica poco común en nuestro país, pero frecuente en otros, como los nórdicos–, se refieren a la especial relación que se establece con la comadrona durante el embarazo, el parto y el puerperio, siendo imprescindible el papel de ésta para que las parturientas den a luz de forma satisfactoria. Josefa de Paz, más conocida como “Pepita, la comadrona”, fue matrona en Aranda de Duero desde 1960 hasta 1999. En su primera etapa, ofreció su saber y servicio en casas particulares, pasando posteriormente a hacerlo en el Hospital de los Santos Reyes, donde permaneció hasta su jubilación. Debido a los múltiples desplazamientos que tenía que realizar para atender los partos, fue una de las primeras mujeres ribereñas en obtener el carnet de conducir motocicletas y automóviles. Pepita, a quien podemos contemplar en las instantáneas que publicamos en portada, fue el primer rostro que vieron al venir al mundo varias generaciones de arandinos y ribereños de ambos sexos. Tristemente, Pepita nos dejó el pasado 16 de febrero. Siempre recordaremos nuestras conversaciones con ella, en las que solían salir a relucir innumerables anécdotas muy curiosas y simpáticas.
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