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La Procesión del Santo Entierro. Año 1950.
LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO Era célebre la procesión del Santo Entierro. Allí se veía a todos los hermanos en sendas filas con sus hábitos, en una marcha discontinua caminando con pasos cansinos, desgarbados, acompañados por –el del tambor–, Celedonio González “el Mangolis”, que solo sus golpes eran cortados por “el Teta” –el de la trompeta– con aquel instrumento retorcido, similar a los que emplean en las grandes cacerías, pero viejo, oxidado, lleno de cardenillo, al que echaba el hígado cada vez que le hacía sonar, lanzando el “tarí, tarí, tarí, taaa…” que era una contestación al del tambor, dando unos golpecitos con la palma de la mano en la boquilla de la trompeta, haciéndola soltar un “cla, cla” que le hacía mas interesante. Y así la procesión iba avanzando, siguiendo el itinerario, por las calles silenciosas de la población. También vemos detrás del tambor a Tomás Calleja, y en primer plano a su mujer, Benita “la Patines” con el rostro cubierto. A la derecha de esta imagen figura con el crucifijo, Evaristo Serrano “el Pijato”.
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